“David Arruga nació, creció y morirá.
Por el camino editó videos y montó follones.”
Nació como un niño prodigio y rollizo. Cada noche antes de ir a dormir, mientras los demás niños rezaban a Dios y a todos los santos, el risueño David discutía con Ford, De Sica, Riefenstahl, Berlanga, Wiseau y muchos otros.
Pasaron los años, y mientras en el pecho de nuestro ilustre protagonista se había ya instalado una notable colonia de pelos, las madrugadas de batallas dialécticas dieron paso a una profunda amistad entre el muchacho y sus excelsos camaradas. Éstos, en la víspera de la visita del cometa Halley, le propusieron rodar la película jamás filmada.
Ni corto ni perezoso, el joven Arruga hizo las maletas y ataviado con poco más que una boina, unos higos y una cámara bajo el brazo, se dirigió resuelto, sin miedo y tarareando la “banda sonora” de la escena de Las escaleras de Odessa, hacia el hogar de los genios.
Hay quienes afirman haber visto la película de David Arruga Zurita en algún pequeño cine del mundo, otros aseguran que ahora vive en una isla de las Bermudas dónde está preparando un documental con Monroe, Kennedy, Jackson, Presley y Gil y Gil, mientras que en un recóndito lugar del Atlas hay una comunidad que sigue sus enseñanzas y se hacen llamar Arrugados.
Pero lo cierto es que nunca se supo nada más de él.
“A la hora de elegir entre la verdad y la leyenda, elige siempre la leyenda”
John Ford